Por radio trataban de recordar estas palabras y a su autor. para esta ocasión. Una inquietud simpática. Aquí están para compartirlas en el Día de la Madre
de http://www.devocionario.com/textos/retrato_madre.html
RETRATO DE UNA MADRE
Monseñor
Ramón Ángel Jara
Primeros
cuidados. 1866.
William Adolphe Bouguereau
Monseñor
Ramón Ángel Jara [1] nació en Santiago de Chile el 2 de
agosto de 1852. Comenzó sus estudios con los padres franceses
en el Colegio de los Sagrados Corazones de Valdivia y en 1862
se incorporó al seminario conciliar de Santiago, donde
alcanzó el grado de bachiller en humanidades. Posteriormente
ingresó en la Universidad de Chile para seguir la carrera
de leyes, pero en 1874 abandonó dicha carrera porque decidió
ser sacerdote. Recibió la ordenación sacerdotal
el 16 de setiembre de 1876. Llegó a ser el quinto obispo
de San Carlos de Ancud y también el quinto obispo de La
Serena. Se distinguió por su gran elocuencia, lo cual
le valió los títulos de “primer orador eclesiástico
de Chile”, “primer orador católico del siglo”,
“cisne de la elocuencia sagrada” y “el Crisóstomo
chileno”. Falleció en la ciudad de Serena el 9 de
marzo de 1917 siendo sepultado en la catedral diocesana.
Hay una mujer que tiene
algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel
por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que, siendo
joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez,
trabaja con el vigor de la juventud; la mujer que si es ignorante
descubre los secretos de la vida con más acierto que un
sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños;
una mujer que siendo rica, daría con gusto su tesoro para
no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud; una
mujer que siendo débil se reviste a veces con la bravura
del león; una mujer que mientras vive no la sabemos estimar
porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero que después
de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos
por mirarla de nuevo un instante, por recibir de ella un solo
abrazo, por escuchar un solo acento de sus latidos. De esa mujer
no me exija el nombre si no quieres que empape de lágrimas
vuestro álbum, porque yo la vi pasar en mi camino. Cuando
crezcan vuestros hijos, léanles esta página, y
ellos, cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que
un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido,
ha dejado aquí para vosotros y para ellos, un boceto del
Retrato de su madre.
1. Los datos biográficos están
extraídos del artículo Crónica inédita del Concilio Plenario
Latino Americano (Roma 1899) de Pedro Gaudiano publicado
en el «Anuario de Historia de la Iglesia en Chile»
[Santiago de Chile] 16 (1998) 155-166, y reproducido en Internet
por la Sociedad Uruguaya de Teología. En
ese artículo puede encontrar el lector interesado una
biografía más detallada de Monseñor Ramón
Ángel Jara. [Volver]
RETRATO DE UNA MADRE
Monseñor
Ramón Ángel Jara
Monseñor Ramón Ángel Jara
Primeros cuidados. 1866. William Adolphe Bouguereau
Monseñor
Ramón Ángel Jara [1] nació en Santiago de Chile el 2 de
agosto de 1852. Comenzó sus estudios con los padres franceses
en el Colegio de los Sagrados Corazones de Valdivia y en 1862
se incorporó al seminario conciliar de Santiago, donde
alcanzó el grado de bachiller en humanidades. Posteriormente
ingresó en la Universidad de Chile para seguir la carrera
de leyes, pero en 1874 abandonó dicha carrera porque decidió
ser sacerdote. Recibió la ordenación sacerdotal
el 16 de setiembre de 1876. Llegó a ser el quinto obispo
de San Carlos de Ancud y también el quinto obispo de La
Serena. Se distinguió por su gran elocuencia, lo cual
le valió los títulos de “primer orador eclesiástico
de Chile”, “primer orador católico del siglo”,
“cisne de la elocuencia sagrada” y “el Crisóstomo
chileno”. Falleció en la ciudad de Serena el 9 de
marzo de 1917 siendo sepultado en la catedral diocesana.
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Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que, siendo joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud; la mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños; una mujer que siendo rica, daría con gusto su tesoro para no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud; una mujer que siendo débil se reviste a veces con la bravura del león; una mujer que mientras vive no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero que después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus latidos. De esa mujer no me exija el nombre si no quieres que empape de lágrimas vuestro álbum, porque yo la vi pasar en mi camino. Cuando crezcan vuestros hijos, léanles esta página, y ellos, cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí para vosotros y para ellos, un boceto del Retrato de su madre. | |
1. Los datos biográficos están extraídos del artículo Crónica inédita del Concilio Plenario Latino Americano (Roma 1899) de Pedro Gaudiano publicado en el «Anuario de Historia de la Iglesia en Chile» [Santiago de Chile] 16 (1998) 155-166, y reproducido en Internet por la Sociedad Uruguaya de Teología. En ese artículo puede encontrar el lector interesado una biografía más detallada de Monseñor Ramón Ángel Jara. [Volver] |
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