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Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

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lunes, 13 de octubre de 2014

d/i. Intimidades como espectáculos: “En internet tampoco nadie lee la letra chica”



de
http://www.territoriodigital.com/

Valiosa nota para el tema, por su extensión la presentamos en posts sucesivos
el uso de las pantallas vulnera lo privado y trae consecuencias no medidas

Cuando la intimidad se vuelve espectáculo

 

“En internet tampoco nadie lee la letra chica”

POSADAS. Elena Maidana, docente  e investigadora de  la Universidad Nacional de Misiones, analizó en  una entrevista con El Territorio la permeabilidad del círculo entre lo íntimo y privado y recomendó autores como pistas para entender esta realidad que se plantea.

¿Se puede decir que la intimidad está en crisis por la irrupción de la tecnología?
Cuando hablamos de lo público y lo privado en realidad aludimos a un orden espacial, social y simbólico propio y funcional a la emergencia y expansión de las sociedades capitalistas modernas; que opuso y relacionó de determinada manera los ámbitos de la producción -del trabajo, la política, la economía-,y de la reproducción-de la familia, de lo doméstico, de la vida en el hogar. Es decir, se hace referencia con esos términos a como se pensó, imaginó, significó una vida social que se movía entre un adentro y un afuera de la casa privada. Recomiendo al respecto leer los trabajos de Rechard Sennet, Hanna Arendt, Habermas y más cercano a nosotros al brasileño Roberto Da Matta.
En ese orden que articuló de particular manera “la casa” y “la calle”; el hogar venía a ser “el refugio” seguro contra las inclemencias.
Por ejemplo, no se les abre a todos la puerta de la casa, a algunos se los recibe en el hall de entrada, a otros en el living, en la cocina, a muy pocos en el dormitorio, sitio de la intimidad burguesa.  
Los medios de comunicación en ese sentido acercan el mundo a la casa. Bueno es ese orden así imaginado el que hoy está en crisis y no sólo por usos de las nuevas tecnologías. Son sobre todo razones de hegemonía y de rentabilidad económica las que inciden en esas reconfiguraciones que por momentos distancian o aproximan ambas esferas, cuyas relaciones han sido y son objeto de tensiones y debates públicos más que interesantes.
La discusión sobre dónde empieza y termina la vida íntima no es nueva, en todo caso hoy adopta nuevos rasgos.

¿Aumentó el interés por la vida ajena?
La vida ajena siempre interesa, los chismes movilizan, tanto en las interacciones directas como en las mediadas tecnológicamente. En eso tampoco hay nada nuevo bajo el sol, en todo caso lo diferente son sus materializaciones emergentes bajo otras condiciones sociohistóricas.
En cuanto a lo de ver-ser vistos; cómo no va a aumentar esa necesidad si en nuestras sociedades se confiere valor y  sentido social a la existencia justamente a partir de la visibilidad obtenida en los medios, en internet. ¿Acaso no se repite una y otra vez que lo que lo está en la TV, en Youtube,en Facebook no existe?   Y entonces: ¿por qué extrañarse cuándo eso ocurre?

¿Cree que se hace un mal uso de la tecnología en la vida íntima?
 Más que juzgar, o de valorar en términos de positivo/ negativo, me interesa comprender lo que pasa y por qué pasa. Los jóvenes repiten lo que ven. Su espejo refleja a los adultos.    

¿Somos conscientes de lo que significa ventilar intimidades?
Creo que no, no se dimensiona  los alcances de tamaña exhibición. Pero, ¿quién lee la letra chica? Hay que trabajar con los jóvenes en la escuela y desde otros ámbitos es necesario que conozcan sus derechos  que están protegidos, y sus obligaciones.
La circulación de imágenes sexuales entre los adultos nos conecta con toda una producción cultural asociada con “la pornografía”  que tampoco es historia nueva. Internet lo que si quizás permite es que los jóvenes y adolescentes agreguen sus propias imágenes sexuales a las miles que ya circulan.

 

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