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17 de julio de 2014 • 15:52
• actualizado a las 20:40
Los
resultados prueban que el estrés reciente afecta los procesos físicos
que inducen la obesidad, como la reducción del gasto calórico en reposo y
de la cantidad de grasa que quema el organismo.
El estrés reciente afecta los procesos físicos que inducen la obesidad, según el estudio
Foto: Thinkstock
El estrés y la depresión están asociados con un aumento del riesgo de engordar, pero un nuevo estudio con mujeres explica cómo alteran la forma en que procesamos los alimentos grasos.
Las mujeres con estrés queman las calorías y la grasa más lento que las mujeres sin estrés en las siete horas después de comer lo que equivale a un menú con hamburguesa promedio.
"El estrés promueve el aumento del peso al frenar el
metabolismo", dijo la autora principal, Janice Kiecolt-Glaser,
investigadora de la Facultad de Medicina de The Ohio State University.
"La diferencia entre haber estado expuesta o no a un
estresor el día previo es 104 calorías, algo que no preocupa en un día,
pero que en un año suma hasta 5,5 kg", agregó.
En la revista Biological Psychology, el equipo
de Kiecolt-Glaser publica los resultados obtenidos en 58 mujeres de
mediana edad que consumieron comidas ricas en grasa dos días mientras
les monitoreaban el metabolismo.
Las mujeres recibieron tres comidas diarias para el
hogar los días previos al ingreso al Centro Médico Wexnner de la
Universidad de Ohio.
Cada día que duró el estudio, las participantes
respondieron cuestionarios para evaluar los síntomas depresivos, la
alimentación y la actividad física. Además, indicaron si habían tenido
alguna experiencia estresante recientemente.
La depresión no pareció alterar el metabolismo,
aunque las mujeres con depresión tendieron a tener altos niveles de
cortisol, algo que promueve la acumulación abdominal de grasa
especialmente dañina.
Las participantes con depresión y estresores
tendían a mostrar un aumento sostenido de las grasas en sangre
inmediatamente después de comer.
La única diferencia entre los resultados posteriores a
la comida rica en grasa saturada y la versión rica en grasa
monoinsaturada fue el aumento del azúcar en sangre después de ese último
tipo de comida, algo que sorprendió a los autores y merece más estudio.
"Esta investigación demuestra que existe otro mecanismo
de la obesidad", dijo Brian Baldo, investigador del Departamento de
Psiquiatría de University of Wisconsin y que no participó del estudio.
Agregó que los resultados prueban que el estrés reciente afecta los procesos físicos que inducen la obesidad, como la reducción del gasto calórico en reposo y de la cantidad de grasa que quema el organismo.
De hecho, según dijo, "el estrés fuerza el consumo de
alimentos ricos en grasa y, además, impide que el cuerpo queme esa grasa
y, por lo tanto, queda almacenada. Es un problema doble".
Detalles del estudio
Los autores determinaron cuántas calorías consumían en
reposo. Luego, las mujeres recibieron una comida prueba con huevos,
salchicha de pavo, galletitas y salsa. Cada comida aportaba 930 calorías
y 60 g de grasa, lo que equivale a una hamburguesa doble y papas fritas
de las principales cadenas de comida rápida.
Un día, las participantes recibieron una versión del menú rica en grasas saturadas y otro día, una comida rica en grasas monoinsaturadas derivadas de aceite de girasol.
En las siete horas posteriores a la comida, los autores
realizaron cada hora las pruebas metabólicas para determinar la
velocidad con la que el organismo quema la grasa y las calorías. Además,
monitorearon los niveles de la hormona del estrés cortisol, la
insulina, la glucosa y las grasas en sangre.
En total, 31 mujeres habían tenido por lo menos una
situación estresante el día anterior al control y 21 lo mencionaron en
los dos controles. Seis participantes no habían estado expuestas al
estrés.
Las
mujeres que habían vivido situaciones estresantes quemaron, en promedio,
104 calorías menos que aquellas sin experiencias estresantes durante
las siete horas posteriores a las comidas ricas en grasa.
Las participantes con estrés del día previo al control
tenían valores de insulina más altos y quemaban menos grasa, dos
condiciones que promueven la acumulación de grasa y están asociadas con
el aumento de peso.
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