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Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

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viernes, 10 de octubre de 2014

Exhibir la propia sexualidad en internet I



de
ellitoral.com


La autora advierte que el deseo sexual -a veces- puede fallar en una pareja por diversos motivos pero que existen recursos médico-sexológicos que podemos utilizar para que vuelva a funcionar, por ejemplo, incorporando la tecnología a la sexualidad.
TEXTOS. DRA. BEATRIZ LITERAT, MÉDICA SEXÓLOGA DE HALITUS INSTITUTO MÉDICO.
Sexo y realidad virtual
 
El deseo sexual puede definirse como la disposición a mantener relaciones sexuales y la respuesta sexual humana abarca una serie de mecanismos que, ante una mínima alteración pueden fallar, produciendo en consecuencia, la disminución o ausencia del mismo.
Afortunadamente en nuestros días disponemos de diferentes recursos médico-sexológicos para que este mecanismo se vuelva a poner en funcionamiento. En muchos casos, la tecnología puede ser incorporada a la sexualidad y contribuir al aumento de la libido, pero es importante poder entender cómo la sexualidad funciona, para utilizar la tecnología en forma adecuada.
¿Qué deberíamos saber acerca de la sexualidad y de las diferentes formas en que la tecnología beneficia o perjudica nuestro deseo de vivir una sexualidad mejor?
REALIDAD VIRTUAL
- La tecnología forma parte de nuestra vida y debemos tener cuidado cuando la unimos a ciertas actividades de connotación sexual, ya que les hace perder el carácter de privacidad e intimidad que estas actividades requieren.
- Muchos ejemplos que se ven en la televisión promueven erróneamente la idea de que la sexualidad es una actividad pública, con objetivos puramente lúdicos y que puede practicarse de la piel para afuera, sin consecuencia alguna tanto para mujeres como para varones.
- Un usuario inteligente de Internet sabe cómo buscar un sitio educativo sobre sexualidad. La mayoría de la gente también sabe cómo buscar pornografía y para qué lo hace.
- El cibersexo es una nueva forma de hacer públicas las fantasías que antes pertenecían al dominio íntimo de la persona o de la pareja. Al no haber contacto real, se limita a una autoestimulación frente a la computadora, muchas veces sin saber con quién. Sin embargo, muchas parejas constituidas pueden hallar en esta herramienta un modo de ampliar el menú de opciones de juego erótico, previo al encuentro personal.
- Las “selfies” post sexo son una moda que parece manifestar la necesidad de que otras personas vean que uno existe, a cualquier precio y en cualquier circunstancia, como si la autoestima estuviera tan cuestionada que hay que aparecer en la pantalla sí o sí para sentirse importante.
- El uso de las redes sociales para exhibir la propia sexualidad comenzó como una travesura de unos pocos y ahora se ha transformado en un comportamiento bastante generalizado, aunque muchos de quienes lo hacen se dejan llevar por la tendencia y después se arrepienten, como se ha visto en casos aparecidos en los medios. Otras personas lo hacen porque les gusta la transgresión y la exhibición pública y ciertas personas lo hacen con objetivos delictivos.
HABLAR CON LOS CHICOS
Es importante advertir a los chicos acerca del riesgo de la exposición en las redes y en Internet, ya que se arriesgan a múltiples situaciones incómodas y hasta peligrosas. ¿Cómo hacerlo? Hablando con ellos según su edad, dándoles educación moral, no solamente educación sexual y poniendo filtros. Es importante saber que la tecnología no es mala ni buena, sino que hay un buen uso y un mal uso de ella. Es posible utilizar la tecnología positivamente en la sexualidad pero primero hay que entender cómo funciona el sexo porque de lo contrario el resultado puede ser lo opuesto a lo que se busca.
Es extraño ver cómo las mismas personas que no tienen problemas en practicar cibersexo, en tomarse selfies y en exponerse en las redes, dudan muchísimo antes de realizar una consulta sexológica cuando la necesitan, como si le tuvieran miedo al sexólogo o a la sexóloga. Sin embargo, cuando se deciden a hacerlo, se sorprenden gratamente, al comprobar que, muchas veces con una sola sesión, se le encuentra solución y alivio a problemas que se venían arrastrando penosamente durante décadas.

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