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Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

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jueves, 19 de junio de 2014

Calle Angosta: su historia y su cueca

de
Taringa

La Calle Angosta




En 1875, cuando llega la primera línea del Ferrocarril Central Oeste Argentino, se construyó una estación de trenes 4 km al norte de la ciudad. Se intentaba unir así Rosario con Córdoba y sacar un ramal que llegara a Cuyo para absorber la producción regional. Así, Villa Mercedes se convirtió en punta de rieles.

La famosa Calle Angosta tiene su historia: por detrás de las vías del tren, a la altura de la estación ferroviaria, se fue configurando un angosto pasaje, por donde pasaban las carretas que traían la producción del norte de la provincia, para ser embarcada en tren hacia Buenos Aires. Recorrían la calle De los Alamos y pasaban por un sendero para salir a la "Calle ancha", como se conocía a Tres de Febrero (hoy Pedernera). Se hizo más angosta cuando el ferrocarril tendió un alambrado que le quitó varios metros.

Enfrente fueron construidas las casas de los empleados del ferrocarril. Eso la convirtió en una calle de una sola vereda. En los almacenes de ramos generales (como los de Cándido Miranda, Don Manuel, José Orozco, el "Turco" Abraham y Calixto María), cuando los ferroviarios terminaban sus tareas, cantaban música cu yana, convirtiéndose esos lugares en refugios de tonadas y cuecas.

La fama de la calle trascendió al exterior, cuando José Zabala escribió la cueca "Calle Angosta". Todos los años en noviembre, durante el Festival de la Calle Angosta, concursan nuevos valores del folclore puntano.


Letra de la cueca Calle Angosta

Calle angosta, calle angosta
La de una vereda sola
Yo te canto porque siempre
estarás en mi memoria.

Sos la calle más humilde
De mi tierra mercedina
En los álamos comienzas
Y en el molino terminas.

ESTRIBILLO

Calle angosta, calle angosta
Si me habrán “labrau” los chocos
Un tun-tun, ¿quién es? Y ya estaba
a dos picos la tonada.
Calle angosta, calle angosta
La de una vereda sola.

II

Tradicionales boliches
Don Manuel y Los Mirandas
Frente cruzando las vías
Don Calixto, casi nada.

Cantores de aquel entonces
Allí en rueda se juntaban
Y en homenajes de criollos
Siempre lo nuestro cantaban.


Alfonso y Zavala


luis

ALFREDO ALFONSO: Nació en Villa Mercedes, San Luis, el 30 de mayo de 1922 y falleció en Buenos Aires, el 5 de mayo de 1980. Fue autor de numerosas composiciones, tales como: los gatos El Mercedino, De la Prima a la Bordona, Fortín Puntano, El Carmelitano y Río Quinto, entre otros; las cuecas Entre Mercedes y San Luis, Yo sé por qué (en colaboración con Santiago Bértiz); los valses Adiós Aieta y Provincia de San Luis y las zambas Recuerdos Puntanos (con Rubén Moreira) y Canto a la Abuela. También es autor, junto a Juan Carlos Mareco de la canción A una novia.

JOSE ADIMANTO ZAVALA: Nació en Ojo de Río (Santa Rosa), Pcia. de San Luis, el 2 de febrero de 1922 y falleció en Buenos Aires el 29 de abril de 1988. Entre sus composiciones, podemos destacar: los valses Campanita de Santo Domingo (con Rafael Arancibia Laborda), Roberto y Para Raúl; las cuecas Calle Angosta, Quién dijo salud y Nació una flor; las tonadas Yo te quiero y no lo niego, La tonada y el cogollo (ésta con Angel Asís); la milonga La Lechuza; la zamba, Zamba Mercedina (con Oscar Valles).
Como dato adicional, te informo que Zavala tiene una hija: Silvia Zavala, que es una conocida cantante de temas principalmente cuyanos.

Ambos formaron un dúo de guitarras. Actuaron durante mucho tiempo acompañando al humorista Juan Carlos Mareco. Integraron diversos conjuntos folklóricos, tales como La Tropilla de Huachi Pampa y Los Trovadores de Cuyo. En 1963, junto a Los Hermanos Arce, formaron el conjunto Los Puntanos. Posteriormente, aproximadamente entre 1965 y 1980, tuvieron una interesante trayectoria discográfica como dúo instrumental.


Reseña histórica de Villa Mercedes

Fundada en 1856, es la segunda ciudad en importancia de la provincia.
Emplazada en el margen izquierdo del Río Quinto, nació como un asentamiento destinado a defender los pueblos de la invasión indígena. En 1875, con la llegada del ferrocarril, comienza su definitivo trazado y despegue social y económico.
En la actualidad presenta una imagen urbana moderna con un trazado de calles anchas y arboledas frondosas donde se fusionan los diferentes estilos arquitectónicos como los espléndidos edificios de fin de siglo: la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes de estilo neoclásico toscano, el Edificio del Palacio Municipal, de influencia renacentista y sus gigantescas “escuelas-palacio”.
Su atractivo turístico de mayor relevancia es la tradicional Fiesta Nacional que evoca uno de los lugares históricos por excelencia: La Calle Angosta , “la de una vereda sola”, fiel testigo de la historia de un pueblo que año tras año es visitada por los exponentes más importantes de la música folclórica. Esta ciudad, pujante y dinámica, es la puerta a las llanuras del sur sanluiseño, territorio de lagunas, chacras, estancias, donde la pesca y todo tipo de actividades recreativas rurales son desarrolladas.
El Gobernador Justo Daract, su fundador tenía como propósito crear y sostener instituciones, basadas en la Ley Fundamental que posibilitaran la existencia de una ciudad con futuro seguro.
Juan Esteban Pedernera, su cofundador expresaba “Ha desaparecido el poder de las bayonetas, la fuerza moral nos rige…”
La historia de la conquista y colonización española se retrotrae en la región al siglo XVI, en que la zona de Cuyo es sojuzgada desde la Capitanía de Chile.
Ellos fueron levantando pequeñas ciudades, modestas pero con las instituciones mínimas que exigía la legislación Indiana, para conformar un espacio donde se asentaban los blancos en representación de la corona española: primero Mendoza y San Juan y en 1594 la ciudad de San Luis Históricamente la región de Cuyo está integrada por estas tres ciudades cabecera, alrededor de las cuales fueron surgiendo pequeños caseríos. Nos referimos a hechos acaecidos durante los siglos XVII, XVIII y primeras décadas del XIX.
Recordemos que San Luis fue fundado en la ancha franja fronteriza que separaba las poblaciones blancas de las indias, por lo tanto era tierra de malones, cautivos, tolderías tierra adentro y pobres fortines aislados en el desierto.
Las relaciones entre ellos fueron buenas (a veces por motivos comerciales), o malas, de acuerdo a las épocas y circunstancias, pero los indios siempre, desde los inicios de la conquista hasta fines del siglo XIX estuvieron presentes en la historia de San Luis.
Si hacemos un seguimiento cronológico del acontecer de esta región podemos decir que hacia la mitad del siglo XIX se inicia una nueva época. La cual puede ser llamada con justa razón: la etapa constitucional.
A partir de la jura de la Constitución Nacional en 1853, comienzan aunque con algunas dificultades (debido a la problemática federal), a sucederse los gobiernos constitucionales nacionales.
Entre las primeras medidas tomadas se trata de hacer lo mismo con los gobiernos provinciales.
Por esa época se decide fundar hacia el 1 de diciembre de 1856 un nuevo pueblo de tinte cívico militar a unos 90 kilómetros hacia el este de la ciudad capital de San Luis.
Se le dio el nombre de Fuerte Constitucional , hecho que llevó a muchos historiadores de épocas ya superadas a considerar que esto se hizo en base a un supuesto Fuerte que habría existido antaño en este lugar, que era llamado Las Pulgas. Hoy está completamente descartada la existencia de este fortín, ya que no hay ningún documento, cartografía o testimonio que lo avale.
La nueva ciudad se asentó sobre la margen izquierda del río Quinto (el antiguo río Popopis aborigen) y uno de los objetivos de su presencia fue fortalecer la frontera contra los indios ranqueles.
Fueron sus primeros habitantes españoles y criollos bien mestizados que provenían de San Luis, El Morro, San Lorenzo del Chañar y estancias de los alrededores.
Su demarcación se hizo con reminiscencias de las viejas fundaciones indianas, con una Plaza (hoy Lafinur) alrededor de la cual de instalaron precariamente las instituciones fundamentales, las autoridades comunales, y la Iglesia.
A los pocos años (1861) se le cambió el nombre por el de Villa de Mercedes, en homenaje a la Virgen de las Mercedes que había sido elegida por el pueblo como su Patrona.
Por entonces la población ya contaba con la “Escuela de varones”, logro que le debemos a las gestiones realizadas por el General Juan Esteban Pedernera, que conciente de la importancia de proveer de educación a una población que nacía con buena estrella y miras de superación, consiguió los fondos para su creación del Gobierno por entonces de la Confederación Argentina. Relatan los primeros cronistas que su construcción acorde a las demás era muy rústica, lo cual es comprensible si pensamos que este lugar tenía apenas tres años de vida (1859). Su primer maestro fue don Laureano González, hombre poco recordado por los habitantes de este lugar.
La escuela estuvo ubicada frente a la plaza fundacional y se constituyó en la base de la Escuela N º 30 General Pedernera, escuela de varones, que conservó esta característica hasta las últimas décadas del siglo XX.
Fue una ciudad que tuvo un crecimiento muy dinamizado a partir de la década de 1870. Durante esos años se duplica la población que en 1869 era de 1569 habitantes.
Cuando llega la primera línea del Ferrocarril en 1875 (el Central Oeste Argentino), se construyó una estación de trenes a unos cuatro kilómetros hacia el norte de la ciudad. Se intentaba en un acto de federalismo unir por ferrocarril las ciudades de Rosario y Córdoba. De este logrado proyecto se decidió sacar un ramal que pasando por Villa María y Río Cuarto llegara a Cuyo para absorber toda la producción de esta región. Así fue como Villa Mercedes se convirtió por unos años en punta de rieles.
Con él llegaron los inmigrantes, que con sus tradiciones y costumbres fueron produciendo un giro en la identidad que comenzaba a dibujarse en la población fundadora, enriqueciéndola y proveyéndola de un inusitado colorido.
Luego fueron llegando otras vías férreas, como el Ferrocarril Andino, que unía Buenos Aires aspirando llegar hasta Mendoza. La ciudad portuaria no permitiría que el centro y el oeste del país se escaparan de su hegemonía socioeconómica.
Los inmigrantes que comenzaron a poblar nuestra ciudad fueron creando sus propias instituciones de acuerdo a cada colectividad y con el tiempo, los hombres y mujeres de diversos orígenes se casaron confundiendo sangre y retazos nostálgicos de lejanos paisajes con la nueva tierra adoptada y por siempre amada. Españoles e italianos, franceses, judíos y árabes. De ellos, los que en mayoría se quedaron para sembrando su progenie, fueron las dos primeras colectividades.
La presencia ferroviaria dibujó el perfil de la ciudad que tendríamos: una ciudad larga con un extremo histórico (el centro) y otro puramente comercial (la estación). En un principio, realmente dos pueblos distintos.
En este último y por tal razón fue surgiendo otro asentamiento, que tuvo primero sus negocios, fondas y depósitos y luego se levantaron las viviendas de las familias de estos trabajadores.
Esa gente fue generando la respuesta a sus propias necesidades. En el aspecto religioso fue el matrimonio Olivera, el que trajo una imagen de San Roque a su casa, que comenzaron a venerar los vecinos.
Allá por 1890 se rezaba una novena en su honor.
De todos ellos surgió la idea de levantar una capilla al santo, la cual comienza a construirse en 1907 y encontramos abierta ya en el 13. Hacia la década del 30 se construye el templo que se inaugura en 1934.
Corría el mes de julio de 1875 cuando se conforma la Corporación Municipal , que tenía autoridad sobre la Villa de Mercedes y San José del Morro, como Tercer Departamento de la Provincia.
Se determina que el área céntrica que contenía 20 cuadras cuadradas estaba limitada por las calles Las Heras al este, Gral. Paz al oeste, Catamarca (hoy Miguel B. Pastor) al sur y Buenos Aires al norte.
Ya en esa época se advierte un corrimiento del eje central desde la Plaza fundadora “6 de diciembre” o “Plaza del 4” a la actual Plaza Pedernera, con cierta razón denominada “Plaza del Progreso”, superándola en lo edilicio y comercial de su entorno.
La primera calle que se abrió al tránsito entre los dos extremos poblados fue llamada calle 3 de Febrero (actual Pedernera).
También la Iglesia abandonó el solar de la calle Potosí, entre Belgrano y Balcarce, para levantar el nuevo templo en un lugar que se dio en destacar como “más aparente”, donde se encuentra actualmente sobre calle Pedernera, Frente a la Plaza homónima.
El Presidente Nicolás Avellaneda, con su ministro Julio Argentino Roca concretan la conquista del Desierto que exterminó las etnias indias de toda la pampa, silenciando la voz aborigen, sesgando la vida de miles de personas que en realidad lo único que deseaban, en el fondo de sus interminables luchas de varias centurias era seguir viviendo en sus tierras, sin guerras ni miserias, reclamando el derecho de todos los seres humanos: vivir en libertad y con dignidad y respeto a su cultura.
Pero el proyecto de transformar a la Argentina en una potencia agroexportadora, basada en la explotación de las tierras que lograran quitar a los indios, llenándolas de trigo y ganado, extendiendo por ellas largas y plateadas líneas férreas prevaleció.
Aquellos que se salvaron de las grandes matanzas merodearon llenos de pavor y resignada desesperación por sus muertos, por las antiguas tierras fronterizas y sigilosamente se fueron mimetizando en los pueblos, asentándose en los barrios más alejados de Villa Mercedes, (entre otros), sembrando sus semillas en casamientos, que luego de generaciones, disimularon y silenciaron el mestizaje producido.-


Las 100 Guitarras Villamercedinas


link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=WgZ5EKvl6bI&e

San

villa

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