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Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

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martes, 8 de febrero de 2011

Sobre héroes y tumbas en una excursión al Microcentro bancario. Acerca de universos convergentes

 Buscando la feria del Convento de San Ramón Nonato encontré el edificio del Banco Hipotecario, Reconquista y Bartolomé Mitre.

Sabía de su diseño de avanzada, de sus pantallas de cemento, contrapesos colgantes, de su prolijo encofrado de maderas semejantes sin desentonar. Hace cuarenta y cinco años fue construido para el Banco de Londres por Clorindo Testa, arquitecto, argentino, contemporáneo. Con los ahorros de revoques y columnas, el maestro cumplió con el metraje esperado en una obra reconocida internacionalmente.

Quise entrar a ver nuevamente las naves gigantescas, que vuelan y no agobian, y el gris de tanto cemento que resultaba cálido en el tramado del maderamen meticuloso. No fui muy lejos. Nada menos que dos agentes de curiosidad me abordaron. Si no haría un trámite, no podía estar en el banco, avisaron. Para colmo de males, tenía puestos los anteojos de sol, lo que aumentaba las aprensiones sobre mi visita, así que me invitaron a retirarme. Eso si, podía ver el edificio desde la calle, me recordaron.

Completada mi excursión  a ese sector del microcentro bajé por Cangallo. Al 300, en el frente de otro banco, a dos metros del solado había una placa de acrílico, material seguro para burlar a los ladrones de metales. Decía,

Ciudad de Buenos Aires, Capital Mundial Del Libro 2011

Pasión por Buenos Aires

En medio, pues, del silencio total que impera en el barrio de los bancos seguí al ciego por Cangallo hacia el Bajo. Sus pasos resonaban apagadamente e iban tomando a cada instante una personalidad más secreta y perversa.

Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas, 1961

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