Hola

Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

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martes, 8 de febrero de 2011

Palabras de más. Hacia una genealogía del insulto anónimo

Hoy, en el programa radial Perros de la Calle los panelistas refieren algunos desaciertos verbales.  Puntualmente, una de las situaciones de las que hablaron, era compartir con un desconocido el elogio de baja estofa destinado a una mujer y  que el caballero diga que la piropeada es su familiar o su novia, o su esposa. Otra situación la brinda quien se solaza insultando a un jugador de fútbol desde la tribuna y uno de los vecinos es su pariente. Cuando abren el micrófono para la participación de sus oyentes trae anécdotas similares. Nadie tiene mayor empacho en ser sorprendido en el yerro, ensayaron unas disculpas, sin perseverar hasta que el efecto sea recuperador. Y las disculpas son del estilo
- son cosas que se dicen.

Y, sí, son cosas que se dicen, pero ¿para qué se dicen esas palabras y no otras? No son palabras para el destinatario aparente, no son palabras para ser identificados, no son palabras que se sostengan una vez que alguien ha descubierto un lazo con el destinatario lejano.  En tanto hablar vano no satisface a nadie y agota a todos. Seguiremos. 

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