En su programa radial Todo por hacer Jorge Lafauci rememora el nacimiento de James Dean. Para mí es una pena que textos como ese se pierdan, no publicados.
Va mi recuerdo personal. James Dean, 8 de febrero de 1931-30 de septiembre de 1955, la gran promesa del cine norteamericano en la década del 50, el hombre que renovó el escenario con tres cintas, pero nada menos que Al Este Del Paraíso, Rebelde Sin Causa, Gigante. El mejor comentario es recomendarlas. En su país son obras de culto y las estudian las nuevas generaciones de actores.
Como verlas, las vi todas y más de una vez. Mi recuerdo especial hoy es Rebelde Sin Causa. La vi, de niño, en el cine Cervantes, de Quilmes, con mi tío Omar. Memorable, sí, lo que había visto y la cantidad de público joven que estábamos presentes. Era distinto a todo lo conocido.
James Dean despertaba una admiración secreta, que no he encontrado se publique ni se comente sobre ella. Una anécdota. Un amigo, de Quilmes, vendía al público saldos de ropa, en la década del 80. Había comprado una partida de camperas de jean, de color rojo. Invendibles para el fabricante, que las liquidó y este amigo creyó que tiñéndolas conseguiría compradores. Estaba tratando con Felipe Achinelli para cambiarles el color y antes de concretar esa decisión, en un canal de TV pasaron Rebelde Sin Causa. En una semana las vendió todas y pedían más, tal respuesta provocó el fanatismo espontáneo de quienes vieron la cinta por primera vez, a más de 30 años de la muerte del protagonista.
Felipe, el tío Omar, yo, todos somos un poco James Dean.
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