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Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.
Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.
Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.
Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.
Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.
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jueves, 2 de junio de 2011
Aportes para la prevención de abusos sexuales infantiles
La mayoría de los abusos se da en el marco de relaciones familiares, por parte de familiares, parientes, amigos de la familia. Esta condición de familiaridad les da un voto de confianza, no se sospecha de quienes tienen tales lazos afectivos traicionarían la salvaguarda de los más pequeños.
Explotando la curiosidad natural de los niños, el abusador teje la intriga, bajo el manto de despertarlos a una realidad cruda, en una suerte de educación bizarra para la vida preparándolos para enfrentar la maldad de los demás.
Con la información que se transmite mechada con chistes, juegos de palabras, juegos de manos, se ubica el tema de la sexualidad en un ángulo especial y ganada la confianza, se pasa a la acción. Consumado el abuso, se pasa a la etapa siguiente, la instalación del peso de la vergüenza en la víctima, que reforzará su dependencia del abusador. Dos líneas argumentales son las más comunes, se resumen, en pocas palabras,
- te gustó, para cargar con el saldo del crimen a la víctima
- tenías ganas, para responsabilizarle por el pasaje a la acción
Importa saber, para tomar las medidas consecuentes al daño que se ha ocasionado, que no se trata de un impulso sexual intenso, ni fuerte ni irresistible, que esté apremiando al abusador, todos esos argumentos no explican la elección de la víctima. Si fueran las únicas razones, el ansioso, antes de ponerse a victimario buscaría el consentimiento de otra persona adulta para compartir con más recursos la necesidad que le urge.
Toda autonomía falta en la víctima infantil. Los niños no tienen independencia afectiva, ni emocional, ni psíquica, ni económica. No hay abusos casuales ni del momento, desde sus momentos previos están presentes todas las explotaciones: verbales, emocionales, físicas, psíquicas, sexuales, de confianza, de necesidades, y animando esta abyección que es el crimen sexual, se perpetra dañarle el futuro de su vida a quien se eligió para víctima.
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