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“La pintura de la calle convive con la gente que está en la calle”
“La verdad es que hoy por hoy hay murales míos por todos lados”, dice Frizzera, que vive en San Cristóbal pero no pinta mucho por el barrio: “Si me voy a pasar un día entero de mi vida pintando una pared voy a tratar por lo menos de que sea una pared que se vea”, comenta este artista urbano que afirma que en diez años de trabajar en la vía pública nunca le pasó nada en la calle. “La pintura de la calle convive con la gente que está en la calle, y la gente que está en la calle siempre te dice que le hace muy bien poder ver algo lindo. A mí me ha pasado de que un colectivero parara el bondi y me gritara: ‘¿Qué hacés? ¡Yo paso todos los días por acá, no me cambiés el mural!’. Y eso es muy gratificante.”
Lo que no cambia su idea de que el arte callejero es tan efímero como aleatoriamente popular: “Me chupa un huevo que pinten arriba de algo mío ¡si yo también la voy a volver a usar! Defiendo a full la idea de tapar, creo que es necesario que la imagen se renueve. Si te vas a hacer conocido es por tu trabajo, por tu constancia de seguir siempre creando, no porque un mural tuyo quede en una pared eternamente”. Con todo, algunos de sus murales duran: “Hay como un código religioso boludo en el ambiente, como si alguien se fuera a quemar si le tapa el mural a algún artista conocido. Quemate, ¡pero hacé algo bueno!”.
Por estos días, en su rol de director de arte, Frizzera está abocado a una obra de teatro danza hecha en colaboración con su musa y también mujer, la bailaora de flamenco Eva Iglesias. “Bacanal Flamenco trata sobre un encuentro de amor entre dos personas de distinta clase social que dura desde el principio hasta el final del carnaval. Me fascina que en el carnaval capaz que hoy nos juntamos y nos mezclamos todos, más allá de de dónde vengamos, pero al otro día la vida sigue y todo vuelve a la normalidad.” Aunque Lea comenta que cuando se enganchó con el gran formato y con pintar con la calle “no sabía que esto podía ser un trabajo”, hoy hace muchos murales por encargo de marcas como Coca-Cola, Mini Cooper, Apple Store o Villa del Sur. “Hago algunos murales por plata y otros por placer, pero trabajar en publicidad te desgasta mucho. Me siento mucho más cómodo dando clases, eso me dio más salud. Ya di clases privadas a 150 alumnos, tengo uno médico que se sentía encerrado y terminó pintando en la calle. Ahora tengo una alumna que es directora en una escuela primaria y que hace poco hizo un autorretrato gigante, en paleta abierta, un laburo grosso en colores. Yo tengo claro que quiero ser pintor, no ‘pertenecer’ a un grupo de gente. Y acá la movida es muy fuerte y especial: los pibes que consumen hip hop y se meten en esto te terminan hablando de Giotto. Hay pibes de acá que capaz no estudiaron en academias pero que producen una obra pictórica de la puta madre.”
¿Y él? “Arranqué pintando erotismo en la calle, que es algo que me podría haber salido el tiro por la culata, pero la recepción general fue buena y mejor aún incluso de parte del público femenino. Evidentemente hay algo de la cosmogonía de la mujer argentina que es curvilínea, exuberante, voluptuosa. Arranqué dibujando de muy pibe (N. del R.: entre los 10 y los 18 estudió ilustración con Diego Oswald, creador de Sonoman) y después estudié escenografía en el Colón.” Desde entonces se copó con los grandes formatos y empezó a escanear la ciudad durante sus viajes, buscando buenas paredes para pintar. Además, también se hace un ratito para tocar la batería en Teniente Dan Trío, banda de rock progresivo con algo de folclore y tango.
Con todo, Frizzera ve la explosión que tuvo el arte callejero en la última década con cierta distancia: “Hay mucha gente persiguiendo hacer negocio con esto, hoy por hoy las marcas están con el street art. Pero me parece muy loco que los pibes que empiezan a pintar cuando salen a la calle tengan eso como referente, porque la creatividad ahí en general es muy coartada para poder lograr una venta. Eso no es tu imagen, no puede ser que la estética de las marcas sea una tendencia gráfica, hay también muchos artistas que son como una clonación de esa tendencia. Estaría bueno que esa explosión no sea sólo para las marcas, sino también para la gente”.
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