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ESPECIALISTAS
20/11/2014 Clarín - Nota - Opinión - Pag. 32
Abuso infantil tratado muy “a la ligera”
Tribuna Rosa Inés Colombo DOCTORA EN PSICOLOGIA (UBA), DOCENTE DE LA FACULTAD DE PSICOLOGIA Y PERITO DE MENORES
Es alarmante que medios masivos de comunicación y redes sociales reproduzcan dichos como los que hemos conocido recientemente a propósito del abuso de menores. La señora Laura Gutman -psicopedagoga argentina- ha publicado en su página web un artículo donde se legitima de alguna manera el abuso sexual infantil, tema que seguramente escapa a su experticia y del que sólo puede hacer “comentarios” como si estuviera dialogando en una mesa de café sobre sus opiniones pero no para hacerlo público desde un lugar de saber. Su argumento es totalmente arbitrario, cuando propone que el adulto abusador de un niño pequeño, con el cual además existe algún tipo de parentesco, realiza este acto devastador por haber sufrido en su infancia, por no haber tenido amor o por ser inmaduro. Y se vuelve más infundado aún, cuando dice que este tipo de comportamiento no merece ninguna sanción.
Se desconoce así que los adultos que cometen asesinatos, violaciones, robos, secuestros, parricidios o matricidios, atentados, también presentan ciertas características de alteración del desarrollo y/o enfermedades mentales y sin embargo nadie pensaría en nuestra sociedad en no sancionar a estas personas. La cárcel es un uso social que no todos defendemos o apoyamos pero es el convencionalmente aceptado al igual que la sanción que se sucede a la prueba del delito cometido.
Y ahora con mucho más desconsuelo cabe preguntar a quien esto argumenta si conoce acerca del daño psíquico que este tipo de acciones provoca en el psiquismo aún no desarrollado de un niño, los trastornos físicos, sociales, cognitivos, emocionales y comportamentales que trae aparejado, y el estado confusional que otorga el hecho, que la persona que debe cuidarlos y protegerlos los utiliza para su exclusiva satisfacción como si ese niño fuese sólo un objeto para él.
El niño puede atravesar este trauma y buscar una recuperación con tratamiento psicológico, con un adulto protector que intervenga en este secreto, lo devele y lo proteja de nuevas agresiones; pero, por sobre todo, con una sociedad que ubique un orden en lo sucedido y que establezca que el niño no fue el culpable, no fue quien lo provocó y que es el adulto el que debe ser sancionado. Aquí la ley externa ordena la transgresión interna.
Se necesitarían varias páginas y varios días para explicar lo que se ha visto, escuchado y trabajado en todos estos años evaluando y atendiendo niños perpetrados por adultos, familias de estos niños y adultos transgresores. Resulta preocupante que personas que parecen ser muy populares en los medios y que portan un nombre, no lo utilicen con la medida, mesura, y cuidado suficientes para no incurrir en declaraciones tan burdas que no sólo se alejan de la seriedad con la cuál cada ciencia y disciplina se acerca y define los hechos, sino además con la ética profesional que así lo requiere.w
No puede desconocerse el daño que este tipo de acciones provoca en el psiquismo de un niño; los trastornos físicos y emocionales...
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