"Es que no me tienes paciencia”, una de las frases del gran Roberto Gómez Bolaños (Chespirito), ícono de la comedia latinoamericana, logró el aplauso continuo de niños y adultos en gran parte del sur del continente americano. La imagen de un hombre de 42 años que interpretaba a un niño huérfano que vivía en un barril consiguió traspasar las barreras del tiempo y ganar un lugar en el corazón de miles de seguidores. Sus clásicos personajes representaban a las clases más desprotegidas. El Chavo del 8 se convirtió rápidamente en uno de los personajes adorados por la gente en diversos países. Hasta Brasil vivió el éxito del Chavo, quien fue doblado al portugués, uno de más de 14 idiomas al que fue traducido el programa. Según datos del Pan Latin American Kids, encuesta realizada por niños de entre 7 y 11 años en 18 países de la zona, lo coloca como el personaje más visto de Roberto Gómez Bolaños, con un 29 por ciento de audiencia, por arriba de personajes como el Pato Donald y Superman.
Los diversos personajes de Bolaños encarnan la vida del pueblo en los barrios, como el niño abandonado, las madres solteras, los rateros, el padre maltratado, los burócratas, niños consentidos y hasta la bruja del vecindario. El Chavo es el pueblo, el pobre que mira la vida con una sonrisa y dignidad, que no se avergüenza de su condición, el hombre que perdió todo, pero sigue adelante. Cuántos mensajes nos dejó Chespirito, sin decir una sola mala palabra. La fabulosa capacidad para comunicar permitió al mítico personaje dejar en claro y hacer una denuncia sobre la situación precaria y marginal de la vida de los pobres en todo el territorio de América latina.
“Síganme los buenos”. Así se despidió Chespirito de este mundo, gran luchador por la igualdad de los derechos sociales. Su risa digna siempre va a estar firme junto al pueblo.