Fatkini: la revolución de las rellenitas en las redes sociales
La tendencia selfie, en bikini extra largeBajo la consigna #fatkini, miles de mujeres con sobrepeso están subiendo fotografías de sus cuerpos carnales. Y lo mejor del caso es que incentivan a otras a sumarse. “#Fatkini la tendencia de la selfie en bikini de la que tienen cuerpos más reales ¿te sumarías?”, twitteó Madreconectada. “#Fatkini la revolución sin complejos”, disparó Caribbean Breeze Mex.
“Esta tendencia no es algo casual, algo nos quiere decir. Se presenta como un desafío a los cánones de la época, donde la norma dicta que sólo vale tener un cuerpo de Barbie”, explica Any Krieger, psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
En este siglo se impuso la creencia de que ser bella cuesta, lleva trabajo. En la sociedad actual, la identidad corporal es algo frágil debido a los cambios de valores y de referencias que marcan el culto al cuerpo femenino, a su imagen, a su cuidado. Para finalmente terminar por confundir el cuerpo con el ser.
“El ideal de la época es bastante malsano. Se persigue ese cuerpo intervenido que sólo puede existir por la vía de la tecnología. Pero también es posible vivir sin un cuerpo que responda a ese modelo artificial”, dice Krieger.
Muchas maduras de curvas pronunciadas publican sus fotos admitiendo que es la primera vez que usaban una bikini en público, algo que lo hace incluso más especial. “Se está transgrediendo la regla de que las mujeres gordas no usan bikinis”, opina Virgie Tovar, una de las expertas en charlas sobre la discriminación hacia los gordos y la imagen corporal. “Hay también toda una experiencia corporal de sentir el viento y el sol en el estómago. Este sentimiento es muy estimulante”, asegura Tovar.
Este movimiento se inició con la experta en moda Gabi Gregg, que buscaba animar a cientos de mujeres en todo el mundo a que se sientan muy orgullosas de su cuerpo e incitar a que los comercios de moda empiecen a vender mallas de talles más grandes.
Muchos proclaman que esta tendencia sirva para que las líneas de ropa se den cuenta de que el modelo de belleza que reivindican no es el real. “Esta irrupción tiene que ser festejada, porque trae un alivio. Es un rapto de cordura al discurso que nos quieren imponer. Cada quien dice esta soy yo y así debo ser querido”, sostiene Krieger.
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