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Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

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viernes, 11 de julio de 2014

Viviendo el Mundial en el café


de
diariosanrafael.com.ar/

El mundial se vive en los cafés


El celeste y blanco predomina en todos lados

La copa del mundo genera en los espectadores varias situaciones curiosas. Desde cábalas a rituales, cada uno tiene su modo de disfrutar o padecer los partidos; hay quienes lo ven siempre en el mismo sitio, con la misma ropa, con la misma gente, que no aceptan que se sume nadie al grupo si las cábalas fueron efectivas. Hasta los mismos jugadores son en extremo cabuleros, Todos recordarán cuando en Italia ’90 los jugadores argentinos rodeaban al arquero Sergio Goycoechea y este orinaba en el campo de juego. Pero hay otro ámbito donde el fanatismo por el fútbol se ha multiplicado.
Pero los bares eran el lugar donde veían los partidos aquellos que no podían llegar a su casa, o transeúntes ocasionales, viajantes y viajeros. Pero en este mundial los se han incorporado como otro lugar ritual del fútbol. Profusamente decorados con simbología futbolera, las confiterías sanrafaelinas alojan una fanaticada que replica los hábitos privados en un ámbito social.
Los mozos con camiseta argentina, banderas en las ventanas, venta de cotillón, manteles individuales con el fixture, servilletas alusivas, todo es mundial. Hasta se ven algunos casos donde el menú lleva nombres mundialistas, así es posible comerse un combo mundial o el superpancho Brasil 2014.
Mirar el partido en el bar es casi una experiencia sociológica. Las exclamaciones, los “uuuhhhh” masivos cuando se pierde un gol o nos salvamos de milagro, los festejos de los goles, los gritos, y hasta los insultos. Ni hablar cuando alguien entra despistado y se para buscando lugar y obstaculizando la visión.En el entretiempo se escuchan las interpretaciones de todos los directores técnicos que se encuentran en las mesas: que tal debe bajar unos metros, que el cinco no releva cuando los centrales suben, que al puntero le falta desmarque, se mezclan con interpretaciones menos académicas, del tipo te dije que ese tipo es un muerto  o el este no corre ni aunque le pongan la liebre adelante. Cuando termina el partido las mesas se vacían como por arte de magia, solo quedan pocos parroquianos dedicados a la interpretación y análisis.
Pleno centro de San Rafael, tiempo de descuento en Argentina Nigeria, la pelota está sobre un costado, cerca del centro de la cancha, la disputan con fiereza cuando suena el silbato y el árbitro señala el centro de la cancha. Final, victoria, y la gente estalla en un cerrado aplauso. Como si estuvieran en la cancha.

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