El esfuerzo de los países latinoamericanos por salir de las diferentes crisis que atraviesan es un signo revitalizador que moviliza hacia un futuro superador. El impulso de la industrialización, la generación de nuevos puestos de trabajo y la educación para las futuras generaciones deberían ser parte de la agenda de los presidentes de América latina. Los niños y los jóvenes son el futuro de cada nación, es una obligación para cada gobierno.
Esta semana el gobierno boliviano autorizó el trabajo infantil desde los 10 años. (Ley 548, código niño, niña y adolescente). Bolivia se convirtió en el único país en el mundo que autoriza semejante ley, que va en dirección contraria al resto de la región, que hace esfuerzos para eliminar el trabajo de menores.
Según el texto de la norma, los pequeños podrán trabajar desde los diez años de edad, pero antes deberán pedir autorización en la Defensoría de la Niñez, organismo perteneciente al gobierno que aprobó la ley. Es como que una persona pida permiso en la comisaría para que le roben. Totalmente fuera de la lógica.
Esta ley está hecha para aumentar la explotación infantil y obstruir para siempre la posibilidad a esos chicos de volver a estudiar y divertirse. Según informa la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Bolivia sumaron 850.000 pequeños trabajadores, cifra que se actualizará a fines de este año. La OIT investiga la ley boliviana que permite el trabajo infantil.
Este tipo de decisiones no se entienden y es un retroceso que va en contra de la tendencia mundial. En Argentina se concentra la mayor comunidad boliviana del mundo, más de 1.500.000 están radicados en nuestro país. Esto se debe en gran parte a la abundancia económica y favorables oportunidades que tienen los inmigrantes en la Argentina, donde la comida y la buena calidad de los hospitales hacen a nuestro país un lugar deseado por los habitantes de países limítrofes. El pueblo boliviano se escapa de la realidad de su país. Como los mexicanos que se fugan a los Estados Unidos, pero con la diferencia de que no son perseguidos. Esperemos que esa ley o costumbre por hacer trabajar a los chicos no sea un inmigrante más, el trabajo infantil no es bienvenido en la Argentina.