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Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

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sábado, 18 de enero de 2014

Vacaciones, jóvenes y alcohol: las chicas toman solamentecuando las invitan


Enlace y reseña de la nota publicada en Tiempo Argentino

En boliches de la Costa, las chicas sólo toman si los varones invitan

 Es la nueva tendencia de las jóvenes en las vacaciones playeras: tomar en la "previa" y, para no aumentar los gastos, esperar a que ellos les ofrezcan tragos. "Tiene que ver con los precios", dicen. Y los hombres protestan...

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  Cada tanto, alguna te manguea un trago porque todavía no está en pedo", cuenta Estevie, de 18 años, mientras camina con Javier y Nicolás, sus amigos de apenas uno y dos años más respectivamente. Son cerca de las siete de la tarde y pasean por una concurrida Bunge, la avenida céntrica del municipio bonaerense de Pinamar que desemboca en la costa. Están haciendo tiempo durante la siesta del resto del grupo, al regreso de la playa. Porque los adolescentes en vacaciones salen de noche, pero eligen no perderse las horas de mar y juegos sobre la arena. Parte de lo que relata Estevie es reconocido incluso por las chicas: ellas prefieren consumir alcohol solamente en la previa. Cuando están en el boliche, sólo lo hacen si ellos invitan. 
"La posta de la previa tiene que ver con los precios", justifica Denise Brouchy, de 19 años, y cuenta su experiencia: "En el boliche, el Cuba Libre sale 50 pesos. En el supermercado, la botella de alcohol vale 70 y con eso tomamos todas. Encima, en el supermercado tenés descuento con algunas tarjetas", celebra.
Denise y su amiga Clara detallan que algunas veces sí toman alcohol en locales nocturnos pero argumentan que son pocas las chances porque, en general, ellos no suelen invitar. "Maso", calculan a ojo. "No son tan caballeros como antes", dice Camila Ceballos, de 18, en la puerta de Sobremonte, la disco más concurrida por adolescentes en Mar del Plata. "Igual, tomamos cuando nos invitan pero sólo si vemos cuando lo sirve el barman. Si llegan con el vaso, mejor desconfiar", advierte su amiga, Sacha Asaro. 
En ese boliche, como parte de una campaña del gobierno bonaerense para que los jóvenes se diviertan sin alcohol, hay tests voluntarios de alcoholemia. El que lo supera, puede entrar gratis (ver aparte).
Hay situaciones en que la resistencia de las chicas por pagar tragos es directamente proporcional al aumento que hubo en sus entradas a locales bailables. "No hay más ingresos free. Ahora la onda es cobrarnos 2x1", reclama Sofía, volviendo de la playa con sus amigas Valentina, Soledad, Micaela y María, todas rosarinas de 18 años, con quienes arranca la previa a la medianoche, a base de fernet, vodka y licores. Recién pasadas las 2, de acercan al boliche Ku, un complejo enorme de barras y pistas en la costanera de Pinamar, que tiene una entrada anticipada de 110 pesos y permite con ella que pasen dos mujeres, pero en la puerta puede valer hasta el doble. El relacionista público de esa disco, Mike Cameroni, detalla que martes, jueves y domingos la entrada será más económica y quizás incluya una consumición.
En el caso de Pueblo Límite, otra discoteca pinamarense, algunos días las chicas pueden entrar gratis pero los chicos pagan 200 pesos la entrada, que incluye un champagne de marca Renaissance y tres latas de energizantes. En Ku, ese mismo combo cuesta 150 pesos, aunque en el VIP sube a 200, donde el Baron B alcanza los 400. Los precios son parecidos a los que se ven en Mar del Plata para adolescentes, pero los mayores de 20 se concentran en una serie de boliches ubicados en la zona de Playa Grande, donde las chicas no pueden entrar de zapatillas y el mismo champagne, con una sola lata de energizante, cuesta 280. 
Por las tardes, cuando las nubes empiezan a cubrir las playas de la Costa Atlántica, el viento se ocupa de invertir el clima por completo y hacer bajar la temperatura de manera contundente. En pocos minutos, la multitud que invade las playas céntricas se desconcentra y avanza hacia la organización de la noche que se avecina. Es ahí cuando ciertas esquinas estratégicas se pueblan de los ya clásicos "tarjeteros", que venden entradas anticipadas, siempre que logren convencer a los jóvenes de que les conviene elegirlos. De eso se encarga, por ejemplo, Tobías Kuremeno, de Pueblo Límite, quien confirma que "en lo que va de temporada, las chicas no están comprando tragos porque los manguean; el año pasado compraban más". Tobías se anima a hacer comparaciones porque los últimos cinco años de sus 27 tuvo la misma tarea en la costa. "Otra novedad de este año es que antes nos costaba que los adolescentes se coparan con la pista electrónica porque les divertía el cachengue; en cambio, ahora se meten más", advierte.
Los tarjeteros de Ku celebran que este año pudieron hacer un mejor acuerdo económico con las autoridades del boliche, incluyendo comida, bebidas y transporte, y subrayan que otra de las sorpresas de la temporada es la mayor inversión en fiestas, DJs invitados y bandas en vivo.
Dos Florencias, Pilar y Moni, todas de 18, posan para la foto como si fueran profesionales. Son rosarinas, y advierten no están dispuestas a pagar un solo peso para tomar alcohol en las discotecas. "Obvio. Que paguen ellos", dice Moni Sanguinetti, acomodándose sus rulos.  
Aunque algunas veces estén dispuestos a invitar a las chicas, los varones protestan por la cantidad de dinero que gastan por día, que no sólo incluye el pago de los tragos bolicheros, sino también las bebidas que se compran en la previa. Los amigos de Estevie calculan un gasto de entre 250 y 300 pesos diarios, sin contar el alojamiento, pero confiesan que "se gana" por otro lado y se esperanzan con las salidas: "Con tantas chicas que hay, alguna te tiene que dar bola."  «
Si no consumen, entran gratis
El gobierno bonaerense viene implementando este año una campaña que se llama "Manejá lo que tomás", y busca "disociar la diversión del alcohol". Por eso, desde los primeros días del mes hay test voluntarios entre las 2 y las 4 de la mañana en las discotecas La Normandina y Sobremonte, los dos boliches más grandes de Mar del Plata, con el objetivo de "reducir el consumo problemático de bebidas alcohólicas". "Si les da cero gramos de alcohol en sangre, podrán ingresar gratis", explicaron desde el Ministerio de Salud bonaerense.
La propuesta no es para todos los días, de manera que los chicos vayan sin tomar, ante la posibilidad de hacer el test y entrar de manera gratuita.
Desde el Ministerio de Salud bonaerense vienen fortaleciendo "las guardias hospitalarias de Santa Teresita, Mar de Ajó, Pinamar, Villa Gesell, Mar del Plata y Necochea con personal especializado en adicciones", sumado a los controles de alcoholemia sorpresivos para los conductores.

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