Hola

Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

Translate

domingo, 3 de julio de 2011

VIVIR CON CÁNCER TERMINAL

Francisco murió de cáncer de vías biliares, diecinueve meses después de que se lo diagnosticaran inoperable y prediciéndole escaso tiempo de sobrevida. Me llamaron en ese momento inicial. Interrumpido el tránsito de bilis desde el hígado a la vesícula biliar, no esperaban más que el desenlace inmediato, tal vez en escasas horas.
Al presentarme, respondió, con picardía en la mirada y en la sonrisa, no saber qué hacía un psicólogo o un psicoanalista. 
Le dije que hacemos las mismas cosas que hace un general de hombres libres. En algunos momentos muy especiales, de esos que aparecen pocas veces en la vida, da misiones muy difíciles, casi imposibles, a hombres libres de aceptarlas, hombres elegidos porque despiertan confianza.
Si él aceptaba, sería también general de hombres libres, mucho más rápido de lo que llegué yo.
Vivió los diecinueve meses posteriores a esa noche, con buen ánimo, mejor que la familia a su derredor.
Desahuciado finalmente por sus médicos, quince días antes de morir, alguien siguió diciéndole que quería que viva.
Y él lo intentaba. Vivió hasta el final. Esto es, no cayó en ese estado triste y de conciencia perdida propio de quienes se aproximan a su fin con tanto dolor sin remedio.
Ese par de semanas estuvo muy lúcido y animado. Y lucido. Doce horas antes del desenlace, quiso dormir. Antes se aseguró de que alguien cuidaría a quienes amaba. Y ya no volvió a despertarse.
Dejó a quienes lo rodeábamos un adiós de inmensa paz y un dolor muy limpio.
Si has acompañado a alguien en sus últimos momentos, sabes cuánto significa tamaña bendición. 
Como general de hombres libres, para quien quiera tomarlos, dejó una bandera: no bajar los brazos, y marcó un rumbo: cuidar a quienes amamos.
Francisco tenía cinco años.
Nunca mejor dicho, el niño es el padre del hombre.

De DESAFÍO DE BIENESTAR Viviendo más allá del stress

No hay comentarios:

Publicar un comentario