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Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

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domingo, 22 de enero de 2012

Argentinos y latinoamericanos que murieron en campos de concentración nazis


Argentinos y latinoamericanos que murieron en campos de concentración nazis


 Crónicas sobre temas de nuestra historia que no son difundidos habitualmente, Lanacionline publicó, el viernes pasado,  tres notas sobre argentinos y latinoamericanos muertos en los campos de concentración del nazismo,

El horror de los 23 argentinos víctimas de los campos nazis

Por Hugo Alconada Mon para LA NACIÓN
nota que recibió 2464 comentarios.

Los 23 que no sobrevivieron

Otros fallecidos en los campos de concentración


Sin ninguna intención más que facilitar la comprensión de los hechos históricos, y presentar sus memorias he notado que en un párrafo nombra entre los muertos a Viktor (Emil) Frankl, 1905-1997, nació y murió en Viena. Médico humanista, su libro más conocido, El hombre en busca de sentido  fue escrito a partir de su experiencia desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau.

También incluye a Primo Levi, (1919-1987, nació y murió en Turín), escritor italiano, de origen judío,  Su libro Si esto es un hombre es considerado uno de los más importantes del siglo XX. Al salir de los campos de concentracion dedicó su vida a disertar por el mundo. En su obra incluyó una adenda con las preguntas que se repetían en las conferencias que daba. De unas 14, dos preguntas en especial. La gente preguntaba,

-        ¿Por qué no se rebelaban, por qué no se escapaban?


Primo Levi enlazaba ambas. Un intento significaba espantosas represalias no solo sobre los participantes, sino sobre todos, con lo que los demás prisioneros cuidaban que nadie se pusiera a héroe. Reducidos a condiciones miserables, que se reflejaban en su aspecto, en países desconocidos, sin manejar idioma ni geografía, sabiendo que si alguien los socorriera correría su misma suerte, nadie conseguía ayuda. Y remataba con un argumento pesado. En la Europa de esa época, a nadie se le ocurría desafiar las órdenes que recibiera. 


La nota también nombra a Maximilian Kolbe. San Maximiliano María Kolbe, O. F. M. Conv., 1894-1941, fraile franciscano polaco, tomó el lugar de un condenado a muerte, en Auschwitz.
A fines de julio de 1941 se escapó un preso. El sargento Franciszek Gajowniczek, de 40 años, también polaco, fue uno de los diez prisioneros que pagarían con su vida esta fuga, previo castigo de los 2000 prisioneros del pabellón. Apartado de la formación, murmuró
-        Pobre esposa mía; pobres hijos míos.
El padre Maximiliano dijo al coronel nazi
      -   Soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de ese hombre que tiene esposa e hijos.
El oficial nazi aceptó su ofrecimiento y Maximiliano Kolbe, que tenía 47 años, fue puesto, junto con otros nueve prisioneros, en ayuno obligado para que muriera. Los diez condenados fueron recluidos en una celda subterránea el 31 de julio de 1941.

Leer en las notas las historias de quienes vivieron en nuestro país, en nuestras ciudades, y marchando a Europa encontraron la muerte en el horror despierta sentimientos que calan hondo.
También cita la nota un trabajo del diario a.m., de León, México, am.com.mx que se publicó a fines de 2010 y al que LA NACION recurrió para su propia búsqueda de información. 


Al menos 58 latinoamericanos fallecieron en los campos de concentración y Argentina encabezó la lista con 23 víctimas, según los registros del premiado trabajo del periodista Raúl Olmos.  Tras consultar numerosos registros europeos, el Museo del Holocausto y la Asociación Mutual Israelita Argentina, AMIA, La Nación verificó que incluyó a una víctima, Augusto Marcial Grolaud, que era francés, y omitió al argentino Francisco Gompers. La cifra podría ser más elevada, ya que muchas de las víctimas eran hijos de inmigrantes que gozaban de la doble ciudadanía, por lo que pudieron ser registradas al ingresar en los campos por su otra nacionalidad.


Junto a los 23 argentinos figuran 11 brasileños, 9 chilenos, 5 mexicanos, 4 peruanos, 3 cubanos, 1 haitiano, 1 salvadoreño y 1 venezolano. Para reflejar el peso de estas pérdidas, Estados Unidos -con la segunda comunidad judía más grande del mundo detrás de Israel- sufrió la muerte de 31 ciudadanos.

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