Argentinos y latinoamericanos que murieron en campos de concentración
nazis
Crónicas sobre
temas de nuestra historia que no son difundidos habitualmente, Lanacionline publicó,
el viernes pasado, tres notas sobre
argentinos y latinoamericanos muertos en los campos de concentración del
nazismo,
nota
que recibió 2464 comentarios.
Sin ninguna
intención más que facilitar la comprensión de los hechos históricos, y presentar
sus memorias he notado que en un párrafo nombra entre los muertos a Viktor (Emil) Frankl, 1905-1997,
nació y murió en Viena. Médico humanista, su libro más conocido, El hombre en busca de sentido fue
escrito a partir de su experiencia desde 1942 hasta 1945 en varios campos
de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau.
También incluye
a Primo Levi, (1919-1987, nació y murió en Turín), escritor
italiano, de origen judío, Su libro Si esto es un hombre es
considerado uno de los más importantes del siglo XX. Al salir de los campos de concentracion
dedicó su vida a disertar por el mundo. En su obra incluyó una adenda con las
preguntas que se repetían en las conferencias que daba. De unas 14, dos
preguntas en especial. La gente preguntaba,
-
¿Por
qué no se rebelaban, por qué no se escapaban?
Primo Levi
enlazaba ambas. Un intento significaba espantosas represalias no solo sobre los
participantes, sino sobre todos, con lo que los demás prisioneros cuidaban que
nadie se pusiera a héroe. Reducidos a condiciones miserables, que se reflejaban
en su aspecto, en países desconocidos, sin manejar idioma ni geografía,
sabiendo que si alguien los socorriera correría su misma suerte, nadie conseguía
ayuda. Y remataba con un argumento pesado. En la Europa de esa época, a nadie
se le ocurría desafiar las órdenes que recibiera.
La nota también
nombra a Maximilian Kolbe. San Maximiliano María Kolbe, O. F. M. Conv., 1894-1941,
fraile franciscano polaco, tomó el lugar de un condenado a muerte, en Auschwitz.
A fines de
julio de 1941 se escapó un preso. El sargento Franciszek Gajowniczek, de 40 años, también
polaco, fue uno de los diez prisioneros que pagarían con su vida esta fuga,
previo castigo de los 2000 prisioneros del pabellón. Apartado de la formación,
murmuró
-
Pobre
esposa mía; pobres hijos míos.
El padre
Maximiliano dijo al coronel nazi
- Soy un
sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de ese
hombre que tiene esposa e hijos.
El oficial
nazi aceptó su ofrecimiento y Maximiliano Kolbe, que tenía 47 años, fue
puesto, junto con otros nueve prisioneros, en ayuno obligado para que muriera.
Los diez condenados fueron recluidos en una celda subterránea el 31 de julio de
1941.
Leer en las
notas las historias de quienes vivieron en nuestro país, en nuestras ciudades, y
marchando a Europa encontraron la muerte en el horror despierta sentimientos
que calan hondo.
También cita
la nota un trabajo del diario a.m., de León, México, am.com.mx que se publicó a
fines de 2010 y al que LA NACION recurrió para su propia búsqueda de
información.
Al menos 58
latinoamericanos fallecieron en los campos de concentración y Argentina encabezó
la lista con 23 víctimas, según los registros del premiado trabajo del
periodista Raúl Olmos. Tras consultar
numerosos registros europeos, el Museo del Holocausto y la Asociación Mutual
Israelita Argentina, AMIA, La Nación verificó que incluyó a una víctima,
Augusto Marcial Grolaud, que era francés, y omitió al argentino Francisco
Gompers. La cifra podría ser más elevada, ya que muchas de las víctimas eran
hijos de inmigrantes que gozaban de la doble ciudadanía, por lo que pudieron
ser registradas al ingresar en los campos por su otra nacionalidad.
Junto
a los 23 argentinos figuran 11 brasileños, 9 chilenos, 5 mexicanos, 4 peruanos,
3 cubanos, 1 haitiano, 1 salvadoreño y 1 venezolano. Para reflejar el peso de
estas pérdidas, Estados Unidos -con la segunda comunidad judía más grande del
mundo detrás de Israel- sufrió la muerte de 31 ciudadanos.