Alfons Cornells acuñó el término infoxicación refiriéndose a la fascinación por la información excesiva y a los efectos de su prescindencia. Mucha información generaba ansiedad en momentos en que sólo había navegación de sitios Web, e-mail y foros. Incluso cuando asomaba el chat otros estudiosos habían presagiado efectos impensados en ese nuevo mundo bidimensional de la pantalla.
La tecnología no sólo afecta lo que hacemos, también influye en la manera en que pensamos, señaló Sherry Turkle, profesora del Programa en Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto Tecnológico de Massachussets, especializada en el impacto de la tecnología en la identidad humana y en la sociedad.
Diversos estudios preveían que las redes sociales -hoy por hoy, blogs, wikis, Facebook, Twitter, teléfonos móviles-, provocarían un aumento exponencial en la cantidad y en las formas de las comunicaciones entre individuos, afectándolos al igual que a las organizaciones.
El concepto de infoxicación es válido para el universo al cual se aplica, compuesto de quienes recopilan data procurando completar carencias propias aunque no llegan a identificarlas. Sin embargo hay otro público pesquisando en el ciberespacio.
Todos estamos informados acerca de cuán útil es la Web respecto a conocimientos aportados por Wikis y blogs, sucesos y noticias en Twitter o vinculación social por medio de Facebook, , MSN, Skype. Pero el cibernauta no dispone y no maneja suficientes filtros cognitivos y tecnológicos para hacer frente a la diversidad y a la cantidad de datos, que por otra parte sobreabundan al tiempo que resultan insuficientes, por su inespecificidad, por su generalidad y por sus compromisos explicativos, de posición y de pertenencia.
Aporto desde mi experiencia. Decir las palabras que se quieren decir a quien se las quiere dirigir cierra el ciclo. Sabemos de las inquietudes que afloran,
¿Y si pasó mucho tiempo?
¿Y si ya perdió sentido hablar?
¿Y si no encuentro a quien sé van mis palabras?
¿ y si murió?
Este blog es un camino para saldar cuentas con nuestras propias prórrogas.
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