Hola

Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

Translate

martes, 27 de noviembre de 2012

V/XI Mimos en Bogotá: Una policía más honesta y eficiente



V/XI Mimos en Bogotá: Una policía más honesta y eficiente

 “Fortalecimos a la Policía en cuatro aspectos básicos. En el personal, los llevamos a las universidades. Durante dos meses recibían cursos de resolución pacífica de conflictos, donde estudiaban las causas del delito en la ciudad. En movilidad, se compraron más automóviles y motocicletas. En comunicación, se les dieron todos los agentes los medios para comunicarse en la calle. Y en infraestructura, construimos unidades policiales en los territorios donde tuvimos más problemas”, explica Acero.

 A contramano de lo que podría pensarse, la reducción del crimen y el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad no estuvieron acompañados de un incremento en la cantidad de agentes. En 1995 había en Bogotá 10.500 policías para una población de 8 millones de habitantes. En 2004, eran 10.350. Pero era una fuerza completamente distinta.

 “En 1992 -dice Acero- sólo el 17 por ciento de los ciudadanos tenía confianza en la Policía. Era corrupta e ineficiente. Cuando nosotros asumimos nos sumamos a cambios que había empezado a implementar el Gobierno Nacional. En 2004 la confianza había subido al 64 por ciento”.
 El principal problema que tenía la fuerza eran los altos niveles de corrupción. ¿Cómo corregir eso en tan poco tiempo?

 “No se la puede dejar sola. Hay que trabajar en equipo con ella, porque es la mejor forma de controlarla. Por ejemplo, los agentes de tránsito tenían muchos problemas de corrupción. Entonces, empezamos a hacer los controles de alcoholemia en equipo: en cada puesto había un funcionario de la alcaldía, uno de salud, uno de medicina legal y un agente. Entre ellos, que no se conocían, era muy difícil que pudieran corromperse”, cuenta Acero.

“Mockus y Peñalosa fueron mandatarios que gozaron de alto prestigio por su honestidad. Si la cabeza está limpia, a los mandos medios y bajos se les hace más difícil desviarse. El ejemplo cunde. Y también el control, trabajar todos los días encima de la policía, viendo sus resultados y consultando con las comunidades, que son los que saben quiénes están corrompidos”, agrega.

No hay comentarios:

Publicar un comentario