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Palabra más, palabra menos, todos concordamos en buscar bienestar para nuestras vidas. Aun a quienes les gusta el jaleo, a quienes buscan problemas, a quienes revuelven desconsuelos, los guía la búsqueda del bienestar que sucederá a estas tempestades.

Avanzando, en el imaginario colectivo está resuelto qué es el bienestar: bien estar es estar bien.

Deslizamiento de tales cavilaciones, el paso siguiente para estar bien, es no estar mal y para ello se huye ante contratiempos y dificultades.

Pero pendientes las necesidades, por más que se postergue, se aplace o se demore su respuesta, las urgencias volverán.

Este blog trae situaciones de la vida que reflejan cuentas saldadas, cuentas a saldar. Un paso para conseguir otro equilibrio. Ya, aquí y ahora. Otro bienestar es posible.

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martes, 27 de noviembre de 2012

VIII/XI Mimos en Bogotá: Llegan los mimos



VIII/XI Mimos en Bogotá: Llegan los mimos

“En Bogotá los conductores acostumbraban detener sus vehículos sobre la senda peatonal. Entonces la Alcaldía contrató 150 mimos para que trabajaran en 150 cruces de calles. Cuando un carro se paraba en infracción, el mimo hacía la mímica de empujar el auto hacia atrás, para que dejara de pisar la senda peatonal. Algunos conductores efectivamente retrocedían ante los actos del mimo, pero otros no”, cuenta Acero.

 “Como a la gente le gustaba lo que hacía el mimo, porque defendía el derecho al cruce –continúa Acero-, muchos se juntaban a su alrededor y le pedían al conductor que retrocediera. Pero en caso de que aún así permaneciera intransigente, había 150 agentes de tránsito escondidos que iban y ponían la multa. Por primera vez se vio a la gente aplaudiendo a un oficial que multaba a alguien. Lo mismo hicimos con los cinturones de seguridad y con los cascos para motocicletas”.

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